CERSEI
Su
padre la había mandado llamar a Desembarco tras la llegada Robert Baratheon
allí. Aún no había sido coronado rey, pero pronto lo sería. A Cersei no le
importaban esos asuntos; sólo pensaba en que vería a Jaime por fin. Más de un
año sin verlo había sido una tortura demasiado cruel, más todavía después de su
noche de amor, lejana en el tiempo pero tan cercana en su mente. No pasaba día
en que no la recordara e incluso se diera placer imitando los movimientos de
Jaime sobre ella, mientras imaginaba que la besaba por todo el cuerpo. Los
nervios por el reencuentro eran tan grandes que temía quedar en evidencia
delante de su padre.
Bajó
del vehículo y respiró el aire de la capital. A veces era nauseabundo, pero le
gustaba volver a estar allí, de donde nunca debió salir. Dos hombres de los
Lannister la aguardaban para escoltarla. Ella se preguntaba dónde estaría Jaime
y por qué no había venido él a recibirla. La llevaron hasta la Torre de la
Mano, donde Lord Tywin se había establecido mientras Robert no nombraba a su
nuevo hombre de confianza. Cersei esperaba que fuera su padre y se quedaran
allí para siempre, junto a Jaime, que había sido confirmado como miembro de la
Guardia Real por Robert. Entraron en una estancia amplia y luminosa. Lord Tywin
se puso en pie y ordenó a los escoltas salir con un gesto de su mano. Cersei
tomó asiento. «Supongo que sabrás por qué te he mandado llamar.» Cersei dudó.
Si respondía una tontería, él volvería a mirarla con desprecio y la
consideraría una tonta. «Sí, me hago una idea.» Él la escrutó ceñudo. «He
esperado este momento durante mucho tiempo. Nunca debió ocurrir de otra manera.
Ahora estaremos donde siempre debimos estar.» La muchacha empezaba a
exasperarse. Su padre siempre hablaba sin dejar claro lo pensaba, buscando la
reacción de su interlocutor para actuar en consecuencia. «Sí, Padre, estoy de
acuerdo. Vos merecéis ser otra vez la Mano del Rey.» Ahí estaba, el desprecio,
la burla en los ojos verdes con vetas doradas de Lord Tywin. «Qué poco te
valoras, hija mía. Siempre estás echándome en cara que eres igual que Jaime y
ahora no te das ni cuenta de lo que se te está ofreciendo.» Cersei no entendía
nada. Empezó a echar de menos a su hermano, necesitaba verlo con urgencia. «No
sé de qué habláis, Padre, lo siento», contestó avergonzada. «Te vas a casar con
Robert Baratheon. Serás la reina y la madre de sus hijos. Los Lannister nos sentaremos
en el Trono de Hierro por fin.» Ella se quedó perpleja y sólo acertó a
preguntar si Jaime lo sabía. «¿Jaime? ¿Y qué tiene que decir él en todo este asunto?
No le incumbe en absoluto. En todo caso, creo que se alegraría al verte sentada
junto al rey.» La joven deseaba llorar… ¡Casada con un desconocido y tener que
acostarse con él para darle hijos! Estaba asqueada. Sus planes de jugar un
papel en todo el asunto volvían a fallar. Sí, viviría en Desembarco junto a su
verdadero amor, pero siendo la esposa de Robert Baratheon. Otra vez la vendían
al mejor postor. «Jaime, Jaime, sálvame,
huyamos de aquí…», pensaba. Tenía que verlo y planear algo. Siempre había
deseado ser reina, pero no a ese precio. Renunciaría a todo el poder que se le
ofrecía por levantarse cada mañana junto a Jaime. Tenía que convencerlo para
que se fugaran de allí.
Se
levantó con los ojos bajos para evitar que su padre la sorprendiera a punto de
llorar. «¿Puedo ver a mi hermano?», preguntó con aire dócil. «No hasta el día
de tu boda. La futura reina debe estar recluida en sus aposentos preparándose.
Nada de contactos con hombres, aunque sean de la familia.» Le pareció notar un
tono de reproche en sus palabras. Salió de la habitación y fue custodiada hasta
el cuarto preparado para ella. Una vez dentro, se dejó caer sobre el lecho y
rompió a llorar con desesperación.
Cuesta decirlo tratándose de quien se trata, pero pobre Cersei. Lord Tywin siempre ha manejado a sus hijos como si fuera un titiritero profesional y por ese lado entiendo que a Cersei se le acabase pegando algo con los años... Pero claro, ¿qué podía hacer una mujer entonces?
ResponderEliminarNuevamente, gracias por otro capítulo, Athena! ;)
Gracias a ti por comentar. La verdad es que la vida de Cersei no ha sido nada fácil y es normal que su resentimiento haya derivado en lo que es ahora :)
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